lunes, 30 de abril de 2012

PRERRENACIMIENTO

PRERRENACIMIENTO

            Siglo XV.- Este  no es un siglo de tanteo, sino de grandes realizaciones. España, políticamente, une sus reinos  dispersos en uno solo (matrimonio de don  Fernando de Aragón e  Isabel la  Católica), y toda grande, ferviente de nobles ambiciones, rechaza para siempre a las  hordas moriscas y se lanza al exterior en búsqueda de nuevos horizontes (descubrimiento de América). Época de actividad fecunda en que el espíritu se proyecta hacia el infinito. Aparecen intelectuales de gran estirpe y hay laborioso despliegue de energías. La espada ensancha los límites territoriales y la pluma instaura la luz de la inteligencia. Entre los nombres más descollantes  de este periodo, se citan los de Fernán Pérez de Guzmán, Enrique de Villena,  el Arcipreste de  Talavera, el  Marqués de  Santillana,  Juan de Mena, Jorge Manrique, Juan  de Encina, Juan de Valdés y Antonio de Nebrija.

            El Marqués de  Santillana: (1398-1458). Procedente de la nobleza palentina, político sagaz y brillante diplomático, actuó en pro y en contra del rey Juan II. Rival del Condestable Álvaro de Luna, parece que contribuyó en la caída y decapitación de éste. Poeta de refinados gustos y gran amigo de las artes, convirtió su castillo en el más famoso cenáculo de la época. Compuso El Centiloquio, El Doctrinal de Pirvados, La Comedieta de Ponza, El Infierno de Enamorados y Sonetos fechos al itálico modo. Exquisito artista, fue el primero en degustar el sabroso panal de la poesía italiana. Introdujo el soneto y otras formas hasta entonces desusadas. El demonio político que habitaba en él ahogó las excelencias del poeta. Insatisfecho y sediento de renovación, tanto los géneros más conocidos, hasta que finalmente eclosionó, con inspiración fresca y espontánea, en sus famosas Serranillas que fueron –y siguen siendo- un deleite de primer orden. Escuchemos:


Moca tan fermosa
que fuese vaquera
de la finojosa.
En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado
con otros pastores,
la vi tan graciosa
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la finojosa.


Non creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
nin de tal manera,
fablando sin glosa,
si antes sopiera
de aquella vaquera
de la finojosa.
Juan de Mena: Considéranse a Juan de Mena, Luis de Góngora, Gustavo Adolfo Bécquer, Rubén Darío y César Vallejo como los más grandes maestros de la lírica castellana por haber realizado hondas transformaciones en la evolución del lenguaje poético. Aunando al don innato del poeta, la rigurosa disciplina del artista, realizaron una verdadera revolución estructural en cada una de las épocas en que les cupo vivir.
Veamos, pues, entonces sumariamente la importancia de Juan de Mena.

            Nació en 1411 y murió en 1456. Alternó sus estudios entre Salamanca, Córdova y Roma. Fue secretario y cronista de Juan II y amigo de Álvaro de Luna y del Marqués de Santillana. Este, homenaje a su glorioso amigo, mandole erigir un mausoleo en la villa de Torrelaguna.

            Juan de Mena compuso: La Coronación, El Laberinto y Debate de la razón contra la voluntad  entre muchas obras más. Influido por la gravedad del Dante y el refinamiento de Petrarca, concibió versos frecuentemente enrevesados, pero cuidando de encerrar en ellos un ambiente poético, deslumbrante y novedoso. Oigámosle esta pequeña estrofa: “Los sus bultos virginales / de aquestas doncellas nueve / se mostraban bien atales / como flores rosales / mezcladas con blanca nieve”.

            La historia de la novela: Entre cronistas del siglo XV destacan Alfonso de Palencia con sus “Décadas de Enrique  IV”, Diego  Enríquez de Castillo, también cronista de la vida de Enrique IV, Hernando del Pulgar, autor de veinticuatro retratos “Claros varones de Castilla”, Andrés Bernández y Álvar de Santa María.

            Entre las novelas se cultivan principalmente las de caballería, como  “Amadís de Gaula”, “Tirante el Blanco” y “Palmerin de Oliva”. La paternidad de la primera se le consideró un tiempo al portugués Vasco de Loberia. La segunda pertenece a Joanot Martorell. Y el autor de la tercera es Francisco de Moraes Cabral.

            La poesía dramática y  prosas varias: Entre los primeros comediógrafos y dramaturgos de este siglo, se cuentan a Juan del Encina y a Fernando de Rojas, autor este último del famoso libro “La celestina”, que trata de los apasionados y escabrosos amores de Calixto y Melibea.

            En la prosa satírica y didáctica destacan el Arcipreste de Talavera con su famoso libro “El Corbacho”; don Enrique  de Villena, de quien ya dijimos algo; don Alfonso de la Torre y el célebre humanista Elio Antonio Nebrija, autor de la primera Gramática de la lengua castellana.

            La poesía épico-lírica.- La poesía, en esta época,  es un movimiento de transición entre el espíritu medieval y las primeras luces del Renacimiento. Aparecen,  dentro la  corriente popular, los Cancioneros,  uno de Baena  y otro de Stúñiga,  en que  recogen  composiciones de  trovadores como Alvares de Villasandino, Diego de Valencia, Fernán Sánchez  de Talavera, Macías y Francisco Imperial.

            El Romancero.- Llámanse así a las múltiples colecciones  de romances que aparecieron a lo largo del siglo XV. Los romances eran composiciones poéticas de metro octosílabo y re rima asonante que se desprendieron directamente de los dos  cantares. de gesta. Recordemos que en el cantar del Mío Cid el metro de preferencia era el de dieciséis sílabas y que los versos rimaban entre sí. Dichos versos, al haberse roto en dos hemistiquios, quedaron  convertidos en octosílabos y con la  rima alterna: libres los impares y asonantes los pares.

            En estas composiciones,  de autores  generalmente  anónimo, se celebraban hazañas de  héroes y otros múltiples episodios de carácter histórico y legendario. Son, mirados de cualquier ángulo, de una bellesa fresca, ingenua y deslumbrante. Constituyen verdaderos soportales de oro en la evolución de la poética castellana. En ellos se  denuncia, fina y alada, pícara y traviesa,  el alma española. Son además, genuinas creaciones de ingenio popular, así como las  baladas y leyendas provenzales.

                Marcelino Menéndez y Pelayo, gran crítico español contemporáneo, los ha  clasificado de la siguiente manera: romances viejos y romances eruditos. Entre los primeros agrupa los romances históricos,  a los fronterizos, a los caballerescos, a los carolingios y a los novelescos. Entre los últimos, a  los romances eruditos, considera a los que se originaron en las plumas de autores cultos como Lope de Vega, Góngora y Cervantes.

3 comentarios:

  1. averiguando también se que el prerrenacimiento es el nombre que la historiografía ha dado al periodo anterior al Renacimiento.

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  2. Epoca donde sueltan sus riendas y descubren nuevas cosas, tambien en esta epoca España se vuelve mas unificada.
    Se difunde el castellano por America y otros continentes.
    Luego nos habla de los representantes, entre ellos, tenemos a MARQUES DE SANTILLANA.

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  3. Muy interesante porque nos habla de Marques DE Santillana que fue unos de los representantes del Prerrenacimiento

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